Nunca se termina de conocer a una persona.
Si alguien pudiera tener todas las mentes humanas en la palma de su mano, sería dueño del mayor tesoro jamás descubierto, el más inteligente, bello y peligroso de todos. A medida que la mente de una persona va recibiendo información, ésta es conservada y utilizada para fortalecer su razón y crear seguridad en sí misma. La razón crece según las experiencias vividas, desde que una persona comienza a existir, hasta que su hilo de vida desaparece para siempre. Una mente esconde millones de recuerdos, millones de imágenes nítidas o borrosas, de sonidos claros o distorsionados, de palabras adorables o dolorosas, de secretos insospechados, de infinitos sentimientos, y lo mejor de todo es que absolutamente nadie puede penetrar en ella. ¿Por qué es peligrosa? Porque todas, hasta la de la persona más inocente y pura, tienen el don del engaño. Son tan infinitamente complejas como un laberinto cuya salida es la misma entrada, ya que puedes conocer la entrada y salir directamente, pero si realmente alguien está interesado en conocer su interior, se arriesgará a perderse. Según las experiencias que haya vivido una persona, en su mente se almacenará un tipo de información u otro, que la hará ser como es. A primera vista, una persona puede parecerte la peor y más desagradable de todas, y al conocerla te das cuenta de que es la única que te hace feliz tan solo con estar a tu lado, o puede ser que hayas encontrado al príncipe o princesa de tus sueños, y realmente sea la persona que destruya tu vida con sus propias manos.
Nunca se termina de conocer a una persona. Todos llevamos puesta una máscara.
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